Daniel Schiavi
Este avión que usted tiene entre sus manos no es un Fokker F 27 con los que tiraban a los muchachos vivos al mar.
Es un avión para el Pabellón de Armas y Aviación de la ESMA, que eso era este recinto antes de su recuperación.
Para eso estamos aquí. Para hacer el chiste . Claro, un chiste mortal. Reírse aquí, ya se ha dicho en este predio, es un asunto serio.
Está el Gran Buco, el CCD, la aspiradora negra.
Y el Buco tracciona, siempre.
Todo lo que hagamos será para refutarlo.
Como el mercadito floreal de Cristina Schiavi, concebido originalmente para ser visto como grandes mesas bajas, aquí se han levantado para hacerse Muro de Berlín, o de Balín (si es que la alegría y la delicadeza son balinescas). O Muralla de Guillén, como quiere la autora.
O la moto desarmada de Patricio Gil Flood.
Qué mejor que desarmar en la Armada, tarea propia de la izquierda, la deconstrucción permanente.
Así como hubo una Crítica de las Armas, esta es una Crítica de la Moto, con sus flechas –preguntas dirigidas a las partes.
Felicidad de los niños y los mecánicos, unos que rompen para conocer y otros para ganarse el pan.
O son palillos para degustar el canapé-moto?
Al final de la picada, llegamos a Elba Bairon, que bien podría representar una muestra del EAAF (E quipo Argentino de Antropología Forense).
Como se dijo: aquí todo es forense, o judiciable.
Nos quedamos con las matrices de lo que fué. Ya no está el cuerpo, la cosa.
Está su matriz, que no es poco. Con ella volvemos o volveríamos a crear. Por ahora, sólo la miramos, imaginamos qué pudo haber contenido.
También en la ESMA hubo matricería.
Pero ésta es la nuestra.