La muestra presenta cinco pinturas de Alejandra Mónica Lapacó, detenida-desaparecida el 16 de marzo de 1977, junto con su madre Carmen Aguiar Lapacó, su primo Alejandro Aguiar y Marcelo Butti Arana -novio de Alejandra-, por parte de las fuerzas conjuntas de la dictadura cívico-militar a cargo de Jorge Rafael Videla.
Los cuatro fueron llevados al Centro Clandestino de Detención y Tortura denominado "Club Atlético". Carmen, junto con su sobrino Alejandro, fueron liberados tres días después tras sufrir actos de tortura. Alejandra y Marcelo permanecen desaparecidos.
En el momento del secuestro, Alejandra tenía 19 años, era estudiante de Antropología en la Universidad de Buenos Aires y militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Desde chica mostró gran inclinación por la pintura y recibió clases de un reconocido pintor durante un par de años. El mismo día de su desaparición había iniciado un cuadro que quedó inconcluso e integra la presente exposición.
Participará de la inauguración su madre, Carmen Lapacó (Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, integrante de la Comisión Directiva del Centro de Estudios Legales y Sociales y de Memoria Abierta) y Eduardo Jozami, Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
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Alejandra Lapacó tenía sólo 19 años. Un tiempo de la vida en que ningún camino se ha cerrado, cuando todos los deseos parecen posibles. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista de la carrera de Antropología en la UBA, pero –cómo a la mayoría de los jóvenes de esa época atraídos naturalmente por la política- le interesaban muchas otras cosas. Le gustaba la música y la poesía, estudiaba Bellas Artes y pintaba con dedicación. ¿Cómo imaginar hoy el modo en que su biografía integraría esos intereses y aficiones? Cortaron su vida y vivir es precisamente elegir y desechar, optar por alguna senda y renunciar a otras; a veces, también, sentir que las circunstancias son las que eligen y lamentarse por lo que va quedando atrás. Todo lo que Alejandra no pudo hacer.
Quien mire estos cuadros que hoy se exhiben en nuestro Centro Cultural debe recordar que son los trabajos de una joven artista, es decir, una obra abierta, una invitación a imaginar los senderos futuros de la creación. En ella, como en tantos miles de jóvenes, la dictadura segó un proyecto de vida y ese es el más grave de los crímenes que pudo cometer. Supimos de Alejandra en todos estos años por el testimonio de su madre, que no bajó nunca los brazos. Recibir su obra en este espacio de memoria, arte y cultura es afirmar lo que la dictadura vanamente intentó borrar. Recuperar estos trabajos nos permite imaginarla junto a nosotros: es un homenaje a esa generación de jóvenes que marcó la historia argentina por sus ganas de vivir en un mundo mejor.
Eduardo Jozami
Director Nacional
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti