Con foco en Buenos Aires se pone en marcha la BIENALSUR - I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur: un evento cultural que conecta en simultáneo obras de más de 300 artistas y curadores en 32 ciudades del mundo. El Conti es una de las sedes que participa con la muestra colectiva La mirada que se separa de los brazos con curaduría de Florencia Battiti, y la participación de más de diecisiete artistas internacionales: Ivan Grilo (Brasil), Voluspa Jarpa (Chile), Carolina Vollmer (Venezuela), Camilo Aguirre (Colombia), Vicente Grondona (ARG) y Alicia Herrero (Arg), entre otros.
Artistas internacionales: Ananké Aseff (ARG) / BELLEZA Y FELICIDAD VILLA FIORITO (ARG) Fernanda Laguna, Tálata Rodriguez, Antü Cifuentes, Mariela Scafatti, Francisco Garamona (ARG)) / Rudolph Castro (PER) / MartÃn Cordiano (ARG) / Leopoldo Estol (ARG) / René Francisco (CUB) / Gabriela Golder (ARG) / Iván Grilo (BRA) / Vicente Grondona (ARG) / Alicia Herrero (ARG) / Voluspa Jarpa (CHL) / Carolina Magnin (ARG) / Guadalupe Miles (ARG) / Gisela Motta y Leandro Lima (BRA) / Cristina Piffer (ARG) / Soledad Sánchez Goldar y Lucas Di Pascuale (ARG) / Carolina Vollmer (VEN)
TEXTO CURATORIAL
Cuando la mirada (deseante) logra separarse de los brazos (sumidos en la faena del trabajo) para crear un espacio libre, de inactividad, se produce el disenso. Aparece la polÃtica. Se rompe la distribución naturalizada entre los que disponen de la libertad de la mirada y los que están sometidos al trabajo extenuante de los brazos, de los cuerpos.
AsÃ, bella y utópicamente, describe Jacques Rancière la aparición del disenso que esta exposición se propone invocar. Pero en estos tiempos sin tiempo, de incesantes flujos digitales, ya no es el cuerpo fÃsicamente cansado el único que se encuentra sometido a la actividad sumisa del trabajo, sino también nuestros sentidos, atiborrados de tecnologÃa puesta al servicio del capital y del lucro, la que se infiltra cada vez con mayor fuerza hasta en nuestra propia intimidad.
Proponemos entonces esta exposición como un espacio posible para el disenso. Como una instancia en la que, rompiendo con las obligaciones cotidianas, las personas que la visiten tomen contacto, en primera instancia, con las memorias del espacio que la alberga. En efecto, el Centro Cultural Haroldo Conti, ubicado en el predio de la ex ESMA -es decir, el contexto a partir del cual esta exposición se enuncia- se constituye como un continente de resignificación capital para las narrativas que las obras proponen. De manera ineludible, cada uno de los artefactos (audio)visuales que conforman esta exposición entabla un diálogo directo con un espacio colmado de relatos en tensión; un lugar de memoria altamente sensible y significativo para la historia polÃtica argentina.
AsÃ, estas narrativas ya resignificadas se configuran en la muestra en torno a las nociones de archivo, exilio, identidades y territorio, enhebrando entre sà cruces y contactos -algunos deseados, otros inesperados pero bienvenidos- cuya sinergia activa la potencia crÃtica de cada uno de sus enunciados.
De esta manera, los trabajos de investigación a partir de documentación histórica de Voluspa Jarpa y Cristina Piffer - que echan luz sobre aquellas zonas oscuras y obliteradas de los archivos en tanto estructuras de poder- operan como cajas de resonancia para las obras de Rudolph Castro, Iván Grilo y Gabriela Golder, que plantean formas de memoria en torno a las dictaduras latinoamericanas (Castro y Grilo) y al trabajo fabril como dimensión identitaria (Golder). Pero también reverberan en las acuarelas de Leopoldo Estol realizadas en la comunidad mapuche de Ruca Choroy, en las imágenes impresas sobre vidrio de Carolina Magnin, cuya dificultad para asir su sentido total nos advierte sobre la fragilidad de los recuerdos, y en la instalación de Carolina Vollmer, que refiere al fracaso de las democracias representativas en su incapacidad de garantizar los derechos básicos a los ciudadanos.
Otra de las posibles constelaciones de significado que la muestra propone se articula entre la pieza de Alicia Herrero -una señalización urbana de gran porte que reza Estado & Co-, y la obra-presentación Soñar, soñar. Primer Festival Latinoamericano de Cortos y Videominutos para Barrios Periféricos, organizada por el colectivo de artistas Belleza y Felicidad Villa Fiorito. Surgido hace ya más de diez años y autogestionado por Fernanda Laguna, Tálata RodrÃguez, Mariela Scafati y Antü Cifuentes,el proyecto aborda propuestas pedagógicas y educativas de alto impacto social con las herramientas del arte contemporáneo.
Asimismo, la noción de territorio en tanto espacio de significación social, polÃtica y poética se encuentra presente en las obras de Gisela Motta y Leandro Lima, Guadalupe Miles, MartÃn Cordiano y Vicente Grondona. Si, tal como propone Walter Benjamin, sólo hay conocimiento a modo de relámpago y la articulación histórica del pasado se presenta como un fugaz resplandor, ¿cómo no cifrar esa imagen con la instalación de Gisela Motta y Leandro Lima, que trae al espacio de exhibición del Centro Cultural Haroldo Conti un fulgurante rayo de luz blanca? ¿Y cómo no atender a la contigüidad entre la potencia de esta imagen y la voluptuosidad de la tierra capturada en las fotografÃas de Guadalupe Miles o la contundencia misteriosa del árbol de carbón de Vicente Grondona? Por su parte, la instalación de MartÃn Cordiano articula la noción de territorio con la de frontera en tanto lÃmite real o simbólico que condiciona nuestra existencia.
¿Por dónde trazar, a su vez, el lÃmite de lo autoral? Lindes para el viento, la instalación conjunta de Soledad Sánchez Goldar y Lucas Di Pascuale, explora el hacer de a dos a partir del intercambio de trabajos y proyectos que, si bien desdibujan los claros lÃmites autorales, no llegan a convertirse en uno.
Por último, a partir de una propuesta espacial y sonora, la instalación de Ananké Asseff trae al recinto de exhibición la compleja trama de roles entre la condición de vÃctima y victimario, dejando al espectador la decisión acerca de cuál papel se asignará para sà mismo.
¿Será que el arte con sus ficciones poéticas tiene la capacidad de generar una instancia en la que habitemos juntos, aunque por un breve lapso de tiempo, un posible espacio de emancipación?
Florencia Battiti
Equipo Curatorial BIENALSUR
Sobre BIENALSUR
¿Es posible promover un verdadero diálogo en condiciones de paridad entre distintos puntos del planeta y que se origine desde el sur? La respuesta está planteada en BIENALSUR, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur. Una plataforma que trabaja horizontalmente construyendo su propio territorio y hace de cada punto un centro emisor en conexión con los demás.
Este proyecto generado por la UNTREF (Universidad Nacional de Tres de Febrero) bajo la dirección general de Aníbal Jozami, con la dirección artístico-académica de Diana Wechsler, el asesoramiento general de Marlise Ilhesca y un equipo de colaboradores integra una red de universidades, centros y museos que se presenta como plataforma para un programa articulado en cuatro grandes ejes curatoriales: Curadurías BIENALSUR, Colección de Colecciones, Acciones en el Espacio Público y Arte en las Fronteras. A ellos se suma una innovadora dimensión virtual con las Ventanas BIENALSUR de conectividad entre sedes y la experiencia de Realidad Aumentada que sale a buscar nuevos públicos para el arte. Dentro de estos ejes se exhiben un conjunto de proyectos seleccionados a partir de las convocatorias públicas internacionales para artistas y curadores con temática libre, llevadas a cabo a lo largo de 2016.
Así, BIENALSUR instala una nueva dinámica en busca de establecer otros vectores al interior del sistema del arte y la cultura, e interpela a distintos públicos, invitándolos a sumarse a este espacio de pensamiento.