Artista cinético, pintor, dibujante y grabador nacido en el seno de una familia obrera de la ciudad de Mendoza en 1928. Cuando Le Parc tenía tan sólo catorce años, se establecieron en Buenos Aires. Al poco tiempo, decidió ingresar en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, mientras trabajaba en una fábrica de carteras para colaborar con la economía familiar.
En 1947 abandonó los estudios y se aproximó al anarquismo y al marxismo. Hacia 1954 retomó sus estudios artísticos ingresando en la Escuela Superior de Bellas Artes, donde participó de los movimientos estudiantiles y donde conoció a Martha, quien terminó convirtiéndose en su esposa. En ese tiempo se interesó por el arte concreto y por la obra de Lucio Fontana, así como se fue acercando poco a poco a un grupo de teatro experimental.
En 1958, obtuvo una beca del Servicio Cultural Francés y, con treinta años de edad y una incipiente trayectoria en Argentina, se radicó en París, donde tuvo la oportunidad de vincularse con las vanguardias cinéticas. Tomó contacto con la galerista Denise René y los artistas Víctor Vasarely, Georges Vantongerloo y François Morellet. Durante los primeros años parisinos, continuó con el replanteamiento de la obra de arte como un objeto que interactúa dinámicamente con el espectador, también con el estudio y la problematización de las propuestas de Paul Klee, Piet Mondrian, Moholy-Nagy, Duchamp y de los pioneros del op-art o arte óptico como Víctor Vasarely o los jóvenes Julio Soto o Claus Bury. En aquella época, París se caracterizaba por un flujo internacional de bienes culturales muy particular. La circulación de imágenes y exhibiciones de arte se multiplicaba, así como el consumo cultural. Si bien la visibilidad internacional adquirida en la posguerra por Nueva York fue indiscutible en aquella época, la presencia de artistas argentinos y latinoamericanos en París no mermó significativamente.
Hacia 1960, Le Parc realizó sus primeros móviles utilizando placas de metal suspendidas con hilos e iluminadas con luz artificial externa. Además, un año después, fundó el GRAV (Groupe de recherche d'Art Visuel o Grupo de Investigación en Arte Visual) junto a Hugo Demarco, Francisco García Miranda, Horacio García Rossi, F. Molnar, F. Morellet, Sergio Moyano, Servanes, Francisco Sobrino, Joel Stein e Jean-Pierre Yvaral, quienes realizaron experiencias cinéticas grupales e individuales. La propuesta de este colectivo artístico significó una ruptura radical con la tradición que había prevalecido hasta entonces en cuanto a la relación con el espectador. Se alejaron de la obra pictórica estática aproximándose a una concepción más dinámica y, con ello, al movimiento constante que impide la observación estática de la obra. Esta se caracterizó por reflejar distintos efectos perceptivos u ópticos, alejándose de la figuración mimética. De esta forma, abandonaron también la categoría de obra de arte tradicional y única (pintura) para acercarse a construcciones cinéticas múltiples, grabados, etc., y así hacer un arte más accesible. El grupo presentó su primera exposición conjunta en el taller de Le Parc. Compusieron pequeñas cajas de luz con movimiento, además de relieves en madera, donde investigaron los efectos de la luz indirecta y rasante. Además, el GRAV estableció contacto con el grupo "N" de Padua, el grupo "T" de Milán y otros artistas en 1962. Una de las muestras más relevantes del GRAV fue La inestabilidad, realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1964.
Hasta 1968, año en que se disuelve este colectivo, realizaron todo tipo de acciones como "Laberintos" o "Un día en la calle", que repitieron en diferentes barrios. El objetivo era generar en el transeúnte una percepción no habitual de la obra o del suceso artístico. Se pretendía que el arte saliera de la institución, para alcanzar al sujeto y provocarlo. Esta propuesta implicó la extrema desmaterialización de los soportes de la obra (que más adelante volvió a ser dominada por el color, la luz y el espacio) → Continuel-lumière avec formes en contorsions (1966), Continuel-lumière cylindre (1962) o Lumière alternés (1993).
Tanto el GRAV como los artistas cinéticos independientes, asistían a eventos internacionales (bienales o exposiciones colectivas). El carácter visual de la obra y la participación del público, fueron los motores de la propuesta cinética, así como el señalamiento del tiempo y el espacio, acorde a la vida contemporánea. El deseo de Le Parc era crear obras que estuvieran en perpetua transformación y en constante inestabilidad para ofrecerle al espectador la oportunidad de romper con su existencia normativizada. Ante la crisis capitalista y el uso del arte como arma de la burguesía, Le Parc decidió anular el individualismo y estar al servicio del pueblo. Proponía al espectador una propuesta que obligase a la toma de conciencia, frente a su tradicional actitud de observador pasivo. Consideraba entonces que el artista debe estar al mismo nivel que un trabajador común, absteniéndose de la apreciación de los entendidos, para escuchar la opinión del pueblo. Le Parc pensaba romper con el hacer artístico individual para experimentar colectivamente otro tipo de relación entre los artistas, la realidad social y el pueblo.
En 1962, parte de la comunidad artística latinoamericana de París creó la Association Latino-Américaine de París, cuya primera exhibición reunió obras de 138 artistas residentes allí, entre los que destacó Le Parc, Marta Minujín, León Ferrari, Jorge de La Vega, Luis Felipe Noé, entre otros.
En 1964, Le Parc se presentó al premio Di Tella, del Instituto Torcuato Di Tella de Artes Visuales en Buenos Aires, junto con otros artistas, alguno dedicado también al arte cinético. Dicho premio era tanto consagratorio como de formación, ya que permitía al ganador viajar y vivir durante un año en alguna ciudad del mundo y se le gestionaba una exposición. Esa edición dio cuenta de las nuevas tendencias del arte local e internacional. En 1966 obtuvo el Gran Premio Internacional de Pintura en la Bienal de Venecia, lo cual implicaba de alguna manera entrar en la escena de la actualidad artística internacional. Asimismo, ese mismo año realizó su primera exposición individual en Nueva York.
Un año después, Le Parc realizó su primera retrospectiva individual en el Di Tella en la línea de las exposiciones que presentaba el Instituto, que abarcaban un extenso panorama de arte europeo contemporáneo e histórico, estadounidense y argentino. En esa oportunidad, el artista logró una importante convocatoria (sobre todo por las propuestas lúdicas), tanto como para convertirse en la muestra más visitada de la historia del Di Tella.
Durante el Mayo francés, luego de su participación en el Taller Popular de Afiches (Atelier Populaire) en el que junto con otros artistas produjeron de manera anónima los célebres afiches de la época, se marchó de París y recorrió varios países de Europa. Tras su regreso a la capital francesa, el GRAV se disolvió y Le Parc elaboró algunos textos de análisis, como "Desmitificar el arte" (1968). A partir de ese momento, se dedicó a realizar una pintura bidimensional, geométrica, con sutiles variaciones de color, que el mismo denominó Modulaciones.
En la década del 70´, y sobre todo después del derrocamiento de Salvador Allende en Chile (1973), muchos de los artistas que se encontraban en el exterior sintieron la necesidad de regresar a Latinoamérica o comprometerse más activamente con aquella realidad política. Le Parc buscó maneras de contribuir desde las artes visuales a la concienciación y denuncia política. En 1970 participó en varias exposiciones como "América Latina no oficial" en París (organizada por un grupo de artistas que quisieron mantener el anonimato para sensibilizar a la población sobre los problemas latinoamericanos más allá de las autorías) y en la Bienal de Medellín (Colombia). De esta forma, "América Latina no oficial" se exhibió fuera del circuito de las artes visuales, en un predio ubicado en el extremo sur de París donde se encuentran varias residencias de estudiantes universitarios. Consistió en un recorrido de imágenes en diversos soportes como carteles, fotografías y pinturas, textos escritos y audiovisuales, para interpelar al espectador y acercarlo a la idea de que Latinoamérica no era sólo un destino turístico o exótico, sino también la tierra del guerrillero, de las dictaduras militares y de la vulneración de los derechos humanos que estas conllevaron. Así, con esta exposición, pretendían denunciar la situación social en América Latina.
Ese mismo año viajó a Cuba, donde tuvo la oportunidad de participar de un coloquio ("Función social del arte en la sociedad contemporánea"), que le hizo descubrir y ponerse en contacto con la realidad revolucionaria cubana, así como pudo compartir con diferentes artistas e intelectuales varios debates relativos a la temática. Asimismo, también en 1970, viajó a Puerto Rico motivado por la primera Bienal Americana de grabado.
Le Parc realizó muestras retrospectivas en La Habana y en otras ciudades de América Latina y Europa. Junto con el grupo "Denuncia", en 1972, participó en la obra colectiva "La tortura". Además, asistió al «Primer encuentro de Plástica Latinoamericano" en La Habana (Casa de las Américas), que se caracterizó por el intercambio de pareceres, análisis y discusiones artísticas.
En 1973 viajó a Argentina, en donde pudo ponerse en contacto con la realidad de aquel momento, con el medio cultural y con los distintos movimientos de artistas. En ese mismo año, fue invitado a realizar una exposición individual en Nueva York, a la cual no pudo asistir porque el gobierno de los Estados Unidos le negó el visado. Asimismo, Le Parc asistió al "Segundo Encuentro de Plástica Latinoamericano" en La Habana, donde se realizó un balance de lo realizado.
En 1974 participó en el desarrollo de distintas actividades en solidaridad con el pueblo chileno ("Viva Chile") junto con estudiantes de arte. Un año más tarde integró el "Colectivo de Pintores Antifascistas", con quienes participó en la obra colectiva "Un mundo a destruir - un mundo a construir". Además, viajó a Venecia donde se formó la "Brigada Internacional de Pintores Antifascistas", con la que participó de discusiones y debates, así como en la realización de una obra colectiva en el puerto de aquella ciudad y, más tarde, de otra obra también colectiva en Atenas. En aquellos años se inició la movilización de artistas alrededor del nuevo Centro Nacional de Arte "Georges Pompidou".
En 1978 se realizó una exposición retrospectiva de Le Parc en Madrid, así como en Bilbao y en Barcelona. Asimismo, participó en el "Primer Encuentro Iberoamericano de Críticos de Arte y Artistas Plásticos" en Caracas, en donde se reflexionó sobre la problemática del arte latinoamericano. Ese mismo año, realizó junto con la "Brigada Internacional de Pintores Antifascistas" un mural en homenaje a la lucha del pueblo nicaragüense.
En 1979 Le Parc participó en el "Encuentro de Plástica Latinoamericana y del Caribe" en la Casa de las Américas de La Habana (Cuba), en donde se reencontraron con la realidad cubana y con la evolución de la problemática en el campo de las artes plásticas.
En 1980, Le Parc participó en la "Settimana Latino-Americana" en Roma, que se trató de un encuentro de intercambio entre distintos artistas, poetas, escritores, músicos y cineastas latinoamericanos. En París, también participó con escritores, músicos, plásticos e intelectuales latinoamericanos en la creación de la "Asociación por la Cultura de América Latina". Además, viajó a Sofía (Bulgaria) para asistir a las Jornadas de la Cultura Latinoamericana organizadas en colaboración con la Casa de las Américas de Cuba, que implicó un intercambio entre artistas, arquitectos y escritores búlgaros y latinoamericanos (Gamarra, Guzmán, Krasno, Maza, Netto, Noé, Novoa, Vanarsky, entre otros). Asimismo, Le Parc participó en la creación en París de un espacio cultural latinoamericano para difundir la cultura latinoamericana.
Al año siguiente, integró el encuentro de "Artes plásticas e identidad latinoamericana" organizado por el Foro de Arte Contemporáneo en la Ciudad de México. También realizó otro viaje a Cuba con motivo de una muestra individual en la Casa de las Américas de la Habana, así como a Italia. En esos años, continuó activamente con varias actividades de difusión del arte latinoamericano. En 1983 participó en el encuentro "Creation et developpement" que organizó el Ministerio de Cultura de Francia en la Sorbona, que aglutinó a unos 400 participantes a nivel internacional, entre artistas e intelectuales, donde el grupo de latinoamericanos remarcó la relevancia de la cultura latinoamericana.
En 1986 volvió a participar en la Bienal de Venecia gracias a lo cual pudo reencontrarse con el medio artístico de esa ciudad. Asimismo, fue invitado a la II Bienal de La Habana, donde dirigió un taller con jóvenes creadores cubanos. Un año más tarde obtuvo el Gran Premio de la I Bienal de Arte Americano de la ciudad de Cuenca (Ecuador).
La última exposición retrospectiva realizada en la Argentina se presentó en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en las ciudades de Mendoza y Córdoba, entre 1999 y 2000. Durante los últimos años, el trabajo de Julio Le Parc recorrió diferentes instituciones internacionales: "Le Parc Lumière" en la Fundación Daros-Latinamerica de Suiza (2005); "Suprasensorial, Experiments in Light, Color and Space" en el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles y en el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden del Smithsonian Institution de Washington (2010-2011) y "Erre, variaciones laberínticas" en el Centro Georges Pompidou-Metz (2011). Asimismo, participó en la Noche en Blanco de París (2012) con una instalación sobre el obelisco de La Concorde y con una instalación en el Centro Beaugrenelle. En 2013, el Palais de Tokyo le dedicó su primera gran retrospectiva en París, que fue recibida con gran éxito. En el año 2014, el Museo Malba de Buenos Aires organizó una muestra sobre la producción artística de Le Parc, en la que se presentó su preocupación por las alteraciones de la luz en movimiento. Actualmente vive y trabaja en París.
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